En precariedad laboral, encuestadores del INEGI trabajan, en medio de pandemia por el Covid-19

Benito Juárez

Por Edgar Yahotzin Domínguez Salazar  

Ciudad de México.- Cada 10 años el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realiza el Censo de Población y Vivienda con el propósito de recabar datos relacionados con la cantidad de habitantes por región en el país, para hacer un balance de las necesidades estructurales para los siguientes años en México.

Para este 2020, el presupuesto destinado al Censo fue de 8 mil 716 millones de pesos, según el Proyecto de Presupuesto De Egresos De La Federación 2020; un aumento de aproximadamente el 58.5 % en comparación con el censo pasado en el 2010, que fue de 5 mil 105 millones de pesos.

Con este aumento presupuestal se contrataron a 205 mil trabajadores entre las cuales 151 mil son entrevistadores y se compraron 186 mil dispositivos móviles para la realización del cuestionario, según el mismo documento.

El trabajo de los entrevistadores consiste en ir de casa en casa por toda la república, para hacer un cuestionario a los habitantes acerca de las condiciones socioeconómicas en las que viven, así como las del total de personas que se encuentren residiendo en la habitación. 

Benito Juárez
Foto: Cuartoscuro

Es una labor de riesgo puesto que los encuestadores, que son distribuidos por zonas, se encuentran todo el día en la calle y la mayoría de ellos trabaja en áreas con altos índices de delincuencia o marginación. Los trabajadores son enviados a las calles equipados con un chaleco, un gafete distintivo y una mochila con su respectivo dispositivo electrónico para realizar las entrevistas.

Sin ninguna indicación más que la de salir de las zonas rojas antes de las 6 de la tarde y una supuesta petición de que cada trabajador mande su ubicación en tiempo real, medida que fue tomada más bien y según las palabras de uno de los Coordinadores de Zona, filtradas al Diario de México, para monitorear la productividad y asegurarse de que cada entrevistador se encuentre en su zona en el horario asignado, los entrevistadores recorren México.

Según testimonios conseguidos por el Diario de México, el INEGI no cumplió con los protocolos de seguridad que aseguró que implementaría. Las medidas de seguridad han brillado por su ausencia incluso en los operativos especiales, en los que las brigadas son enviadas de noche a censar alcantarillas y zonas con población en situación de extrema pobreza.

Los entrevistados han tenido que acudir a estos censos nocturnos solos y sin monitoreo, a pesar de que en la capacitación se les aseguro que habría escoltas policiales, como un acompañante capacitado por el mismo instituto. 

A pesar de que el INEGI proporcionó dispositivos smartphone para la localización y monitoreo de los trabajadores de campo, los mismos encuestadores aseguran que nunca estuvo en funcionamiento aun teniendo un chip con número asignado y conexión a la red.

 “Nunca recibí una llamada o un mensaje a ese dispositivo”, aseguró una fuente, que pidió el anonimato.

También nos comentó que la ubicación en tiempo real debía ser mandada desde su dispositivo personal y que a veces los supervisores le hablaban hasta pasadas las 10 de la noche para darle indicaciones o llamarle la atención.

La dependencia tiene contemplado que en el mes que dura la primera parte del Censo, los entrevistados cubran 45 millones de viviendas particulares y colectivas, de las cuales cerca de 36 millones de viviendas particulares están habitadas.

Sin embargo, cumplir dicha meta ha sido difícil, pues según los trabajadores hay zonas en las que cada vivienda particular tiene hasta cuatro familias distintas y hasta 40 habitantes, por lo que censar una sola vivienda toma alrededor de una hora. Por esta razón los encuestadores han tenido que trabajar siete días a la semana con jornadas de hasta 12 horas.

El horario que se estipula en el contrato de los encuestadores es de nueve de la mañana a cinco de la tarde; pero ha terminado extendiéndose para ser de ocho de la mañana a una hora indeterminada de salida y sin horario de comida. 

En un audio filtrado al Diario de México se puede escuchar al coordinador de zona en la región de Coyoacán, decirles a los entrevistadores que “las órdenes vienen de arriba y la coordinadora municipal dice que quiere a todos en su zona a las 8 de la mañana”, y al preguntarle la hora de término de la jornada la respuesta es: “No, pues no nos dieron horario de salida”. 

Estas condiciones laborales fueron comunicadas a los entrevistadores en la primera semana de la etapa censal e incluyen la entrega de 20 cuestionarios concluidos al día y la extensión de la jornada a los siete días de la semana sin pago de tiempo extra y sin los descansos explicitados.

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Uno de los entrevistados asegura que la Coordinación Municipal de Coyoacán le pidió firmar su renuncia, por no acudir a trabajar un domingo y que a otro compañero lo despidieron por protestar sobre los cambios de horario sin sueldo.

En materia de salud, los contratados no se encuentran en mejores condiciones. A pesar de que, según los propios encuestadores, en la capacitación se les confirmó que el INEGI había mandado un correo oficial al ISSSTE para que, aun siendo temporales, pudiesen recibir el servicio médico:

A una compañera no le quisieron dar el servicio, aunque se enfermó en campo, hasta que la coordinadora soltara un comprobante de pago” dijo uno de los encuestadores.

Por otro lado, pero igualmente en materia de salud, las medidas de contingencia para disminuir los contagios de Covid-19, han sido escasas, pues según lo que nos dijo uno de los trabajadores. 

“Se sabía del virus desde febrero y hasta apenas la semana pasada nos dieron 200 pesos para comprar gel antibacterial y tapabocas”.

A tres semanas del aislamiento sanitario, los trabajadores del Censo poblacional 2020, apenas pueden acatar las medidas, ya que estuvieron trabajando hasta el 31 de marzo, día en el que tuvieron que ir a entregar el equipo que usaron para el censo, pues es propiedad federal.

Así y en condiciones laborales lamentables, los entrevistadores del Censo de población 2020, terminaron la primera etapa, con esperanzas inciertas de una recontratación gubernamental que más bien parece outsourcing y por una institución que no se preocupa por la salud, la seguridad y los derechos laborales de sus empleados.

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